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Si imaginas un comercio retail a gran escala, la imagen que automáticamente te viene a la mente es la de un espacio abrumador. El diseño y la arquitectura del centro comercial realmente no ha evolucionado desde los años cincuenta. Esto se choca con las expectativas contemporáneas. La industria del retail enfrenta la necesidad de reinventarse si quiere atraer a generaciones más jóvenes, escépticas a la oferta actual. Si el comercio minorista tradicional es menos atractivo que comprar por Internet o en áreas más céntricas de la ciudad, ¿en qué pueden destacar las grandes superficies comerciales?


LA NARRATIVA LOCAL:
EL CENTRO COMERCIAL COMO EXPERIENCIA DE VECINDARIO
La gente quiere estar en espacios que representen quiénes son. Como cualquier otra generación, los nuevos consumidores buscan el cambio sin perder la nostalgia por las cosas con las que crecieron. El comercio minorista tiende a ser exactamente igual sin importar su localización, mientras que los compradores piden más espacios que incluyan el carácter local y sus necesidades en su diseño. El comercio minorista puede estar al servicio de la comunidad. El diseño puede integrarse en el espacio que habita, por lo tanto, dirigirse a un amplio abanico de personas y expectativas.
El modelo retail de hoy no ofrece una oferta genérica, sino que permite a los compradores co-construir experiencias, lo que requiere interacción entre la industria y sus clientes. El nuevo modelo pide al comercio participar activamente en la creación de su contenido, la selección de sus proveedores, su exhibición y comunicación. Para permitir este cambio, distinguimos siete funciones adicionales a la compra tradicional: Gastronomía (con un enfoque hacia alimentos locales y saludables), Salud (incluyendo belleza y deportes), Comunidad (eventos sociales como festivales locales de música, clubes de lectura y pasatiempos), Trabajo (teniendo en cuenta el auge del co-working), Creatividad (Cultura, no solo comercio), Educación (Aprende mientras compras) y Juego.


ROMPIENDO CON LA SUPERCOMPLEJIDAD:
EL CENTRO COMERCIAL COMO ARCHIPIÉLAGO
El comercio a gran escala equivale a espacios abrumadoramente grandes que generan movimientos unidireccionales y rectos. Dirigen a los clientes de punto A hasta punto B y de vuelta al coche. Para la transformación de un centro comercial en los EE. UU., propusimos una forma más dinámica de venta utilizando la metáfora del archipiélago: una estructura con islas clave en forma de grupos pequeños y tácticos, mientras que el espacio intermedio es fluido, alentando al cliente a moverse y explorar el complejo. La fragmentación del gran espacio en diferentes escalas y plataformas interconectadas crea una estructura transparente, fácilmente entendible para los visitantes.
En lugar de centrarse en atraer a más personas al centro comercial en los momentos de máxima afluencia, el archipiélago busca razones adicionales para que las personas pasen más tiempo en el complejo del centro comercial facilitandoles espacios de uso mixto que van más allá de las compras. Hoy no solo consumimos productos, también utilizamos servicios e instalaciones que tal vez no tengamos en casa (piensa en una piscina o un spa). Esta tendencia ha creado una fuente adicional de ingresos, convirtiendo el centro comercial en un nuevo espacio de destino.


Los centros comerciales tradicionales no deben ser demolidos, sino transformados para que sean contemporáneos y sostenibles. Cada espacio funcional dentro del complejo es un posible nuevo nodo de energía creando movimiento y conexión. En este proyecto en particular, el viaje del cliente comienza en el parking que no está oculto, sino incluído en el diseño, funcionando como un posible espacio para actividades temporales.
Los tres grupos se agregan al centro comercial existente mediante módulos. Consisten en un pabellón verde, una zona polivalente y una sala de mercado, que activan las áreas existentes a su alrededor. Los nodos están interconectados y son complementarios, creando una experiencia de consumo variada y adaptada a un objetivo amplio.


PREGUNTAS PARA EL FUTURO DEL RETAIL
Si el comercio retail está diseñado para la comunidad, ¿por qué no puede dar una respuesta urbanística a la ciudad en la que se encuentra, proporcionando espacios para que los ciudadanos no solo compren sino vivan, trabajen y crezcan? En una era de transformación, cada empresa y cada sector tiene la responsabilidad de prepararse para el futuro. Es una oportunidad y el retail tiene el potencial de convertirse en un espacio de reunión para bienes y experiencias de calidad que nutran a la comunidad.
En una era de emergencia climática el comercio minorista constituye la base perfecta para abordar las inquietudes medioambientales e introducir soluciones basadas en procesos a gran escala, que es lo que cada vez más piden los consumidores y están dispuestos a pagar. El centro comercial del futuro es una fábrica 100% autosuficiente que tiene suficiente espacio y capacidad para reinventarse en un modelo de negocio exitoso y sostenible, innovador y económicamente próspero al mismo tiempo. La industria del retail aún podría tener un largo camino por recorrer. La pregunta es: ¿Qué está realmente esperando?